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Memorial del campo de concentración de Mauthausen

El 8 de agosto de 1938, un grupo de prisioneros del campo de concentración de Dachau fue enviado a la ciudad de Mauthausen, cerca de Linz, para comenzar la construcción de un nuevo campo. El lugar había sido elegido debido a su proximidad al nudo de transportes de Linz, pero también porque la zona estaba escasamente poblada.

Aunque desde el comienzo el campo fue concebido como un centro de castigo, fue fundado como una empresa económica: la propietaria de la cantera que se encontraba en la zona era la DEST (Deutsche Erd- und Steinwerke GmbH, una compañía controlada por la dirección económica de las SS, que inició la construcción del campo de Mauthausen. Un año después, también se encargó de la construcción del primer campo de Gusen.

Inicialmente, Mauthausen sirvió como un campo de prisioneros estrictamente destinado a criminales, prostitutas, y otras categorías de delincuentes habituales. En mayo de 1939 se convirtió en un campo de trabajo que fue principalmente utilizado para el encarcelamiento de prisioneros políticos.

En el año 1939, Franz Zireis fue nombrado “Lagerkommandant”, es decir, comandante del campo. El 1 de septiembre de ese mismo año, Karl Schulz asumió el cargo de jefe del Departamento Político, y en marzo de 1940 Georg Bachmayer fue nombrado primer jefe del campo de prisioneros (“Schutzhäftlingsführer).

A finales de 1939, el campo de Mauthausen estaba sobrepoblado: había pasado de 1.080 presos a finales de 1938, a más de 3.000 un año después. Entonces se inició la construcción de un nuevo campo en Gusen, a pocos kilómetros de Mauthausen. El nuevo campo, posteriormente conocido como Gusen I, junto a la cantera de Kastenhofen, fue completado en mayo de 1940. Los primeros internos fueron alojados el 17 de abril de 1940, mientras que los primeros transportes de presos, procedentes del campo de Dachau y Sachsenhausen, llegaron el 25 de mayo de ese año.

También en Gusen los presos fueron utilizados como mano de obra esclava en la cantera de granito. En octubre de 1941, algunos barracones fueron separados por una alambrada del resto del campo, y se convirtieron en un Campo de Trabajo para Prisioneros de Guerra (Kriegsgefangenenarbeitslager), donde un gran número de prisioneros de guerra (principalmente oficiales soviéticos) fueron encarcelados.

Para 1942, la capacidad productiva tanto de Mauthausen como de Gusen alcanzó su punto máximo. Las empresas y canteras locales necesitaban constantemente mano de obra esclava, sobre todo, cuando se incrementaron los llamamientos a filas de los alemanes. Gusen se expandió hasta incluir el depósito central de las SS, donde un gran número de bienes que habían sido robados de toda la Europa ocupada fueron guardados y enviados a Alemania.

En marzo de 1944, el antiguo depósito de las SS fue convertido en un nuevo subcampo, denominado Gusen II que, al final de la guerra, tenía entre 12.000 y 17.000 presos, privados de cualquier tipo de medida higiénica. En diciembre de ese mismo año, aún se abrió otra parte de Gusen, cerca de Lungitz, donde algunas partes de una fábrica fueron convertidas en campo de concentración, Gusen III.

El incremento del número de subcampos no estaba destinado a asumir el incremento del número de internos, lo que provocó una trágica sobrepoblación de los barracones de los diferentes campos y subcampos de Mauthausen. Pero el número de campos y subcampos se incrementaba al mismo ritmo que la producción en el complejo de Mauthausen-Gusen. Desde 1942, todo el sistema comenzó a estar integrado en la maquinaria bélica alemana. Para acomodar al creciente número de trabajadores esclavos, se fueron creando más subcampos dependientes de Mauthausen, por toda Austria. Al final de la guerra, la lista incluía 101 campos (incluyendo 49 subcampos de grandes dimensiones), que cubrían casi todo el territorio austriaco. Los subcampos más importantes de este complejo eran: los tres subcampos de Gusen (26.311 internos), Ebensee (18.437), Gunskirchen (unos 15.000), Melk (10.314), Linz (6.690), Amstetten (2.966), Wiener-Neudorf (2.954), Schwechat (2.568), Steyr-Münichholz (1.971), Schlier-Redl-Zipf (1.488).

El empuje productivo del complejo de Mauthausen superó a los otros cinco grandes centros de trabajo esclavo (Auschwitz-Birkenau, Flossenbürg, Gross-Rosen, Marburg y Natzweiler-Struthof), tanto en cuota de producción como en beneficios. La lista de empresas que utilizaban trabajo esclavo era enorme, e incluía tanto corporaciones de ámbito nacional como pequeñas firmas locales y algunos municipios. En 1943 se instaló la primera factoría subterránea para la Steyr-Daimler-Puch, en Gusen; poco después se abrió otra similar para la Messerschmitt, en Sankt Georgen. En total, 45 grandes compañías tomaron parte en la conversión de Mauthausen en uno de los campos de concentración más rentables de la Alemania nazi.

Los internos también eran “alquilados” como mano de obra esclava y explotados de diversas formas: trabajando en granjas locales, en la construcción de carreteras, reparando los diques del Danubio y en la construcción de grandes zonas residenciales o en excavaciones arqueológicas en Spielberg.

Cuando la campaña aliada de bombardeos estratégicos comenzó a afectar a la industria de guerra alemana, el régimen decidió trasladar la producción a instalaciones subterráneas. En Gusen I, los presos recibieron la orden de construir grandes túneles en las montañas de los alrededores del campo; tras 1944, túneles similares fueron construidos en la zona de Sankt Georgen por los internos de Gussen II, donde se instaló una planta para fabricar aviones de la Messerschmitt y bombas V-2. Además, los túneles de Gusen II sirvieron como factorías para diversos materiales de guerra. A finales de 1944, unos 11.000 internos de Gusen I y II estaban trabajando en instalaciones subterráneas; otros 6.500 trabajaban en la extensión de la red subterránea de túneles. En 1945, los trabajos de la Messerschmitt ya estaban acabados y la factoría estaba preparada para el montaje de 1.250 aviones por mes: esta era la segunda mayor factoría de Alemania, después de la del campo de concentración de Mittelbau-Dora, que también era subterránea.

La función política de los campos continuaba en paralelo con su papel económico. Hasta finales de 1942, fueron utilizados para el encarcelamiento y asesinatos de enemigos políticos e ideológicos del Nacionalsocialismo, tanto reales como imaginarios. El campo llevaba a cabo exterminios mediante el trabajo y servía a las necesidades de la maquinaria de la economía de guerra alemana. Cuando los internos estaban totalmente exhaustos tras trabajar 12 horas al día, y estaban enfermos o demasiado débiles para trabajar, eran transferidos al “hospital” o a otros centros de exterminio. Inicialmente, el campo no tenía cámara de gas, sino que eran transferidos a otros campos de concentración para su exterminio, o eran asesinado con una inyección letal y quemados en el crematorio local. Desde 1940, Mauthausen fue uno de los pocos campos en el Oeste que usaban la cámara de gas de forma regular, y para diciembre de 1941 se instaló una cámara de gas permanente que podía eliminar a 120 prisioneros al mismo tiempo.

Hasta comienzos de 1940, el grupo más importante de internados eran socialistas, comunistas, anarquistas, homosexuales y gitanos alemanes, austriacos y checoslovacos. Otros grupos de personas eran perseguidos únicamente por motivos religiosos, como los Testigos de Jehová, cuya razón de encarcelamiento era el rechazo al juramento de lealtad a Hitler y a participar en cualquier tipo de servicio militar.

A comienzos de 1940, fue transferido a Mauthausen un elevado número de polacos. Posteriormente, con el transcurso de la guerra, las nuevas llegadas pertenecían a todos los grupos de “delincuentes”, pero continuaron predominando los prisioneros políticos: un gran grupo de republicanos españoles que habían huido a Francia después de la victoria de Franco y que fueron capturados por las fuerzas alemanas tras la derrota en 1940, que llegaron mayoritariamente a Gusen en enero de 1941. A comienzos de 1941, casi todos los polacos y españoles, excepto un pequeño grupo de especialistas, fueron transportados desde Mauthausen a Gusen.

Poco después del comienzo de la guerra en la Unión Soviética, el campo empezó a recibir grandes grupos de prisioneros de guerra soviéticos. La mayoría fue mantenida en zonas aisladas del resto de los presos, y fueron el primer gran grupo de presos que fueron gaseados en las recién construidas cámaras de gas, a comienzos de 1942. En 1944, un gran grupo de judíos húngaros y holandeses fueron transferidos al campo; la mayoría de ellos murieron como resultado del duro trabajo y las pobres condiciones de vida.

A lo largo de toda la guerra, los campos de Mauthausen-Gusen recibieron nuevos presos en pequeños transportes, muchos de ellos procedentes de los campos de concentración en la Europa ocupada. Los primeros transportes de Auschwitz llegaron en febrero de 1942; el segundo, en junio, era mucho más numeroso (1.200 presos); otros grupos llegaron en abril y noviembre de 1943, en enero y febrero de 1944. Finalmente, tras una visita de Adolf Eichmann a Mauthausen, en mayo de ese año, el campo de Mauthausen recibió un grupo de unos 8.000 judíos húngaros. En general, los grupos evacuados desde Auschwitz consistían de trabajadores cualificados, destinados a la creciente industria del complejo de Mauthausen-Gusen.

En conjunto, durante los meses finales de la guerra, 23.365 prisioneros de otros campos de concentración fueron trasladados al complejo Mauthausen-Gusen. El número estimado de presos que pasaron por todo el complejo de subcampos, es de 335.000 presos.

Como en el resto de los campos de concentración de Alemania, no todos los presos eran tratados por igual, sino que dependía de la categoría asignada a cada preso, así como a su nacionalidad y su “rango”, dentro del sistema de clasificación del campo.

Aunque el complejo de Mauthausen-Gusen era principalmente un campo de trabajo para hombres, en septiembre de 1944 se creó un campo de trabajo para mujeres, con el primer transporte de prisioneras procedentes de Auschwitz, Ravensbrück, Bergen-Belsen, Gross Rosen y Buchenwald. A comienzos de abril de 1945, más de 2.500 prisioneras procedían de los subcampos femeninos de Amstetten, St. Lambrecht, Hirtenberg y Freiberg (un subcampo de Flossenburg).

Las estadísticas disponibles sobre Mauthausen, desde la primavera de 1943, muestra que había 2.400 presos en la edad de 20 años (12.8% del total de 18.655). A finales de marzo de 1945, el número de presos juveniles se había incrementado hasta 15.048 (19.1% de los 78.547 presos de Mauthausen); el número de niños se había incrementado en 6.2 veces, mientras que el número total de presos en el mismo período se había multiplicado sólo por 4. Estas cifras reflejan el creciente número de jóvenes polacos, checos, rusos y balcánicos que eran utilizados como mano de obra esclava.

Aunque no fue el único en el que las autoridades alemanas implantaron el sistema de “exterminio mediante el trabajo” (Vernichtung durch Arbeit), Mauthausen fue uno de los campos de concentración más brutales y severos. Las condiciones dentro del campo eran especialmente duras, incluso para los niveles estándar de los campos de concentración. El trabajo en las canteras, las raciones alimenticias (que pasaron de 1.750 calorías en 1940-1942 a 1.150 en períodos siguientes; en 1945, esos niveles cayeron hasta 600-1.000 calorías al día), provocaron unos niveles de mortalidad enormes. La cantera de Mauthausen era la base de la infame “escalera de la muerte”: los prisioneros eran obligados a acarrear bloques de piedra, a menudo de más de 50 kg, subiendo los 186 escalones, uno tras otro.

Hans Marsalek ha estimado que la esperanza de vida media de los presos recién llegados a Gusen variaba sobre los 6 meses entre 1940-1942, pero que pasó a menos de 3 meses a comienzos de 1945.

Paradójicamente, con el crecimiento de las necesidades de la industria de guerra en varios subcampos de mauthausen-Gusen, la situación de algunos de los presos mejoró significativamente. Las raciones alimenticias se incrementaron, debido a la necesidad de trabajadores cualificados de las industrias. Desde comienzos de 1943, algunos trabajadores tenían permisos para recibir paquetes de comida de sus familias (la mayoría polacos y franceses), lo que les permitía evitar el riesgo del hambre.

Es imposible estimar el número exacto de muertos en el complejo Mauthausen-Gusen, sobre todo porque algunos de los muertos en Mauthausen fueron enviados a otros centros de exterminio o fueron eliminados en cámaras de gas móviles, sin ser mencionados en los archivos de víctimas. Además, las SS, antes de su huida del campo, intentaron destruir la mayoría de las evidencias de sus delitos, y sólo unas 40.000 víctimas han podido ser identificadas.

Los archivos del campo supervivientes incluyen los archivos personales de 37.411 prisioneros asesinados, incluyendo 22.092 polacos, 5.024 españoles, 2.843 prisioneros de guerra soviéticos y 7.452 presos de otras 24 nacionalidades diferentes. Las listas de muertos en el campo de Gusen incluyen 30.536 nombres adicionales.

Todo esto provoca que el número exacto de muertos en el complejo Mauthausen-Gusen sea difícil de establecer, y que varíe enormemente de fuente a fuente. Diversos estudios han situado las cifras entre 122.766 y 320.000. Del número estimado de 320.000 presos que fueron encarcelados en el campo y subcampos del complejo Mauthausen-Gusen durante toda su existencia, aproximadamente 80.000 sobrevivieron a la guerra, incluyendo 20.487 en Gusen I, Ii y III.

En el período final de la guerra, la principal fuente de calorías eran los paquetes de comida enviados por la Cruz Roja Internacional, que cuando desaparecieron provocaron que las raciones alimenticias quedasen reducidas a niveles catastróficamente bajos.

La situación de la etapa final de la guerra provocó que algunos presos, anteriormente relacionados con diversos tipos de actividades de resistencia, comenzaron a preparar los planes para defender el campo en caso de que las SS intentasen exterminar a todos los internos que quedaban. Los presos polacos, soviéticos y franceses prepararon un plan para asaltar los barracones de los guardias de las SS y hacerse con las armas necesarias para iniciar la lucha. Un plan similar fue preparado por los internos españoles.

El 3 de mayo de 1945, las SS comenzaron a preparar la evacuación del campo. Al día siguiente, los guardias de Mauthausen habían sido reemplazados por miembros del Volkssturm desarmados y por una unidad improvisada de oficiales de policía retirados y bomberos de Viena. El oficial de policía a cargo de la unidad, aceptó el “autogobierno de los internos” como la autoridad más elevada del campo. Todo el trabajo en los subcampos de Mauthausen se interrumpió, y los internos se centraron en la preparación de la liberación, o defensa de los subcampos en caso de un posible asalto de las divisiones de las SS concentradas en la zona.

De todo el complejo de Mauthausen-Gusen, únicamente Gusen III fue evacuado. El 1 de mayo, los internos fueron obligados a iniciar una marcha de la muerte hacia Sankt Georgen, pero después de algunas horas fueron obligados a volver al campo. La operación fue repetida al día siguiente, pero también fue interrumpida a las pocas horas. Al día siguiente, los guardias de las SS escaparon, abandonando a los prisioneros a su propio destino.

Los campos de Mauthausen-Gusen fueron los últimos en ser liberados por las tropas aliadas. El 5 de mayo de 1945, el campo de Mauthausen fue liberado por soldados norteamericanos: desarmaron a los policías a cargo de la vigilancia y abandonaron el campo. En aquellos momentos, todos los guardias SS habían huido, aunque 30 que no habían escapado a tiempo fueron linchados por los prisioneros; un número similar fue linchado en Gusen II. Uno de los supervivientes del campo fue Simon Wiesenthal, un ingeniero que pasó el resto de su vida cazando a criminales de guerra nazis.

Después de la capitulación de Alemania, el complejo Mauthausen-Gusen quedó en el sector de ocupación soviético de Austria. Inicialmente, las autoridades soviéticas utilizaron parte de los campos de Mauthausen y Gusen I como barracones para el Ejército Rojo. Posteriormente, entre 1946 y 1947, el campo quedó desguarnecido, y muchas de sus instalaciones fueron desmanteladas tanto por tropas soviéticas como por la población local.

La creación del memorial

Aunque el campo fue retornado a las autoridades austriacas a comienzos del verano de 1947, no fue hasta 1949 que fue declarado memorial nacional. El Canciller Federal Leopold Figl y el general Alexej Scheltow, en representación del Alto Comisario soviético Wladimir W. Kurassow, firmaron en un acto público, el 20 de junio de ese año, la entrega del antiguo campo de concentración de Mauthausen por las autoridades de ocupación soviéticas a la República de Austria.

Finalmente, 25 años después de su liberación, el 3 de mayo de 1975, el Canciller Bruno Kreisky abrió oficialmente el Museo de Mauthausen. Como monumento central, en la antigua plaza de pasar lista (Apellplatz) fue erigido un “sarcófago” con la inscripción latina “de los muertos deberían aprender los vivos”. En el proceso de transformación en un Memorial, en la antigua lavandería fue instalada una capilla. En el otoño de 1949, fue instalado el memorial francés, el primer gran monumento nacional del campo.

Excepto el campo principal de Mauthausen, la mayoría de lo que constituyeron los subcampos de Gusen I, II y III se convirtió poco después en zonas residenciales.

Desde comienzos de los años 1950, fueron instalados más de 20 monumentos nacionales en la zona del antiguo campo de las SS.

En 1955 se instaló un monumento para recordar a los prisioneros de guerra soviéticos, por parte del gobierno federal austriaco, en la zona del “Russenlager”, que había sido utilizado como campo para enfermos y moribundos.

En 1956, la cantera del campo de Mauthausen fue convertida en parte del memorial. Al año siguiente se inauguró el parque de monumentos “Forum Internacional de la Resistencia” (Internationales Forum des Widerstandes). El arquitecto Wilhelm Schütte fue encargado de la planificación de un ámbito armónico de monumentos con la finalidad de crear una zona monumental que se convirtiese en el Forum Internacional.

En 1959 se instaló el monumento checoslovaco, diseñado por el arquitecto Zdenek Rossmann, en honor de los “luchadores de la resistencia checos, antifascista”.

En 1962, el antiguo campo de concentración de Melk fue inaugurado como memorial: el antiguo crematorio fue abierto como memorial y adaptado como monumento. Entre abril de 1944 y abril de 1945, el campo de concentración de Melk fue, después de Gusen y Ebensee, el tercer campo exterior de Mauthausen más importante.

En 1965, el memorial de Gusen fue creado con los restos del crematorio del campo de concentración de Gusen. Este monumento se hizo por iniciativa de una organización internacional de antiguos deportados de Italia, Francia, España, Bélgica y Luxemburgo, que se hicieron cargo de una parte de los costes.

En mayo de 1967 se instaló el Monumento del Comité de los Luchadores de la Resistencia Antifascista de la República Democrática Alemana.

En 1970 se inauguró el Museo de Mauthausen. En el marco de los actos de conmemoración de la liberación, el Canciller Federal Bruno Kreisky inauguró el 3 de mayo una exposición permanente en el memorial de Mauthausen. Bajo la dirección de Hans Marsalek, en uno de los edificios se instaló la exposición, junto a una más pequeña en el Dokumentationsarchiv des österreichischen Widerstandes, permanente sobre la historia del Nacionalsocialismo en Austria.

En 1976 se instaló un monumento judío, por iniciativa de la organización Yad Vashem, de Jerusalén.

En 1982 se inauguró la exposición “austriacos en los campos de concentración nacionalsocialistas”, la segunda exposición permanente en el museo del memorial de Mauthausen.

En 1983 se instaló el memorial de la República Federal de Alemania.

En 1992 se inauguró la exposición histórica permanente en el memorial del campo de concentración de Melk.

En 1996 se inauguró también una exposición permanente en el memorial del campo de concentración de Ebensee. El campo de concentración de Ebensee fue el tercero más importante de Austria, entre 1943 y 1945.

En mayo de 1998 fue inaugurado un monumento en honor de aquellos que fueron internados y asesinados en el campo de concentración por motivaciones de tipo racial, sobre todo gitanos.

En 2001 se inauguró un monumento por las víctimas ucranianas, y ese mismo año un monumento por los niños y jóvenes que murieron en el campo de Mauthausen

El 11 de mayo de 2003 fue inaugurado un centro para visitantes en el memorial de Mauthausen, en la zona de los antiguos talleres de las SS, con la exposición “La Memoria de Mauthausen”. En esta exposición, además de fotografías y documentos, también se exponen diferentes tipos de objetos de los presos.

La recogida de colecciones documentales y archivos por toda Europa, y los contactos personales con las organizaciones de supervivientes, permitió reunir, durante los años, grandes cantidades de material que forman una parte fundamental de los fondos del museo.

Actualmente, la zona de los monumentos, en el memorial del campo de concentración de Mauthausen, es la única de este tipo en toda Europa. Mauthausen se ha convertido en el memorial de este tipo más antiguo de Europa, y se ha podido desarrollar a partir del concepto y el impulso de las organizaciones de víctimas del régimen nazi, y su colaboración con las autoridades y los políticos.

En mayo de 2006, por primera vez un presidente del gobierno español, José Luís Rodríguez Zapatero, participó oficialmente en los actos de conmemoración de la liberación del campo de concentración de Mauthausen, junto a los antiguos deportados republicanos españoles sobrevivientes.

Algunos años después de la guerra, la mayor parte de la memoria pública del Holocausto en Austria se concentró en los monumentos y el museo de Mauthausen. Aunque técnicamente no era un campo de exterminio, Mauthausen tenía algunos de los peores elementos de todos los campos: una cámara de gas, un crematorio, un muro de fusilamiento y la terrible cantera.

Como en el caso alemán de Dachau, Mauthausen se transformó desde el peor paisaje del infierno, en un memorial estatal limpio, completamente mantenido al margen del horror que albergó hasta 1945. Su museo está alojado en los barracones originales y las exposiciones muestran meticulosamente el terrible pasado del lugar, aunque ahora se trate de un lugar casi “agradable” para pasear.

Se trataba de un campo internacional y, por eso, actualmente se ha convertido en un centro para las esculturas memoriales que representan a las 20 naciones de procedencia de los presos. El jardín de las esculturas está compuesto por 20 memoriales nacionales diferentes que, en conjunto, sugieren la esencia de pluralidad de la memoria, nación por nación: formas esculturales abstractas y figurativas, heroicas y patéticas.

Un muro de mármol negro, adornado con fotografías y recuerdos de las víctimas italianas, está dedicado “al nombre y memoria de aquellos italianos que sufrieron y murieron por la dignidad humana”. El memorial yugoslavo, de Nandor Glid y B. Storjanovic, consiste en dos pilares de mármol blanco y lo que parece ser un primer estudio de la escultura de Glid en Dachau; está dedicado, en serbo-croata, “a las víctimas de Mauthausen, 1941-1945, de una agradecida nación yugoslava”. Una escultura altamente figurativa de una mujer, diseñada por el equipo colectivo del memorial de Buchenwald, está inscrita “tus hijos que lucharon y murieron aquí llevando sus creencias a una verdadera Alemania hacia el futuro”.

Como en Dachau, el memorial de Mauthausen recuerda principalmente a los criminales, prisioneros de guerra y prisioneros políticos que formaron la mayor parte del conjunto de sus internos. Por eso, su representación queda en un claro segundo plano en este conjunto de esculturas, ya que los judíos eran casi siempre enviados directamente a los campos de exterminio, el monumento judío es aquí uno de los 20 monumentos nacionales: un menorah abstracto, de siete brazos, acompañado por una pequeña escultura de letras hebreas estilizadas que inscriben el término “zachor” (recuerdo) en el mismo estilo. Una piedra en el camino hacia la cantera, inscrita en alemán, recuerda a los visitantes que, a diferencia de los criminales, los republicanos españoles, o los prisioneros de guerra soviéticos, los judíos murieron por el mero hecho de ser judíos.

El monumento predominante en el jardín de esculturas, a los prisioneros de guerra soviéticos, fue también uno de los primeros en ser construidos, en 1957. Aunque está inscrito en ruso y alemán, a “las víctimas del fascismo, 1941-1945”, una estrella roja en lo alto de un obelisco de granito, sugiere a qué víctimas se refiere.

Otros pequeños memoriales marcan el camino hacia la cantera, que mantiene su aspecto de horror: los infames 186 escalones de la “escalera de la muerte” sirven como el mejor recordatorio y conmemoración a los que allí perecieron.

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